viernes, 29 de octubre de 2010

Una pedrada más, por favor



Disculpen, millones de lectores míos, mi temporal ausencia. Aunque dedicado a transitar otros caminos, en uno de ellos me tropecé con esta joya, otra más para mi joyero, que traigo a colación por estar íntimamente relacionada con la línea de pensamiento que hemos seguido en las últimas entregas.

Se trata de una entrevista a Mario Bunge aparecida en el (insidioso) diario español El País. Yo conozco a Bunge únicamente de referencias, lo admito, y me lo imaginaba como un profesor "de los de antes." El hombre en realidad (como la mayoría de los verdaderos filósofos) ha pasado los noventa años y sigue, como decimos en Venezuela, "pichando por la goma."

Bunge se propone repetir el intento kantiano de "aplicar el método científico" a la filosofía, y se plantea la típica meta del empirista cientificista (no necesariamente positivista, como Quine, p. ej.) de combatir pseudociencias tales como "el psicoanálisis y la homeopatía," así como "corrientes filosóficas como el existencialismo, el posmodernismo y la hermenéutica." Me permito transcribir una parte de la entrevista.

"Pregunta. ¿Qué le parece más reprochable de esas escuelas?

Respuesta. Por ejemplo, Heidegger tiene todo un libro sobre El ser y el tiempo. ¿Y qué dice sobre el ser? "El ser es ello mismo". ¿Qué significa? ¡Nada! Pero la gente como no lo entiende piensa que debe ser algo muy profundo. Vea cómo define el tiempo: "Es la maduración de la temporalidad". ¿Qué significa eso? Las frases de Heidegger son las propias de un esquizofrénico. Se llama esquizofacia. Es un desorden típico del esquizofrénico avanzado.

P. ¿Usted cree que Heidegger era un esquizofrénico?

R. No, era un pillo que se aprovechó de la tradición académica alemana según la cual lo incomprensible es profundo. Y por supuesto adoptó el irracionalismo y atacó a la ciencia porque cuanto más estúpida sea la gente tanto mejor se la puede manejar desde arriba. Por esto es por lo que Heidegger es el filósofo de Hitler, su protegido. Pero al mismo tiempo su seudofilosofía es tan abstrusa que no podía ser popular. De modo que al pueblo se le da una ideología crasa, del suelo, lo telúrico, la sangre, la raza. Y para la élite, fenomenología, existencialismo, esas cosas abstrusas que nadie entiende pero si usted dice que no entiende, pasa por tonto. Si quiere hacer carrera académica tiene que tratar de imitar a estos pillos, de lo contrario, se queda atrás..."

Esta entrevista fue publicada íntegramente en el último número de la revista Pedagogía (UCV). Incluye otras reflexiones muy interesantes sobre la economía y el consumismo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Más leña para la misma hoguera



Aunque no les guste a los hegelianos oficiales, es totalmente válido ver a Hegel como un romántico que reniega del romanticismo. La escisión de Hegel consiste en ser al mismo tiempo un profesor burgués "filisteo" (o mejor dicho, fariseo) y un nigromante, una especie de mago Merlín, como lo llama Giovanni Papini. “Lo que un hegeliano llamaría la idea del romanticismo es la adoración del yo… el yo que quiere afirmarse a sí mismo, hacerse centro del mundo, meta de las admiraciones…” y alcanza finalmente la apoteosis del lirismo ditirámbico, el colmo del romanticismo: “La esencia del romanticismo es, pues, el culto del yo, o sea, el individualismo; la liberación del yo, o sea, el espíritu de rebelión; el contraste entre el yo y las cosas, o sea, la contradicción continua y dolorosa.”

Sigue diciendo Papini: “Parece que a Hegel le da náuseas la claridad y se embriaga de absurdo. En algunos momentos sus libros parecen documentos de locura del lenguaje; amasijos de palabras oscuras y sonoras que están juntas porque el filósofo las ha juntado por fuerza.” Aunque no debemos ser injustos con Hegel: la filosofía, después de todo, no es más que “una serie de problemas inconcebibles a los que se dan soluciones igualmente inconcebibles.” Pero todo ese delirio romántico que busca aniquilarse a sí mismo resulta insostenible, demasiado “prestidigitador” por un lado y demasiado conciliador y unitario por otro: “A los rebeldes auténticos les parece demasiado burgués, a los conservadores sedentarios les parece demasiado agitador.” Hegel termina por destruir a Hegel: “después de haber querido mostrar su omnipotencia, acaba descubriendo su impotencia.” En vez de sabiduría, nos ha dado “palabras y nada más que palabras” (Papini, G. El crepúsculo de los filósofos. Mateu, Barcelona, 1961. Recomiendo esta joya a los millones que me leen).



¿Y qué decir de los hijos de Hegel? Bueno, si hablamos de Marx y Nietzsche, se trata de dos hijos rebeldes que lucharon a brazo partido por diferenciarse del padre. Pero Hegel es también el padre de toda la filosofía académica que actualmente se apoltrona en las universidades, llenando cuartillas y cuartillas de transcripciones de aire caliente. No me gusta hablar mal de gente que apenas conozco, pero cuando oigo hablar de la “nada que nadea” o del “fenómeno del ser y el ser del fenómeno,” recuerdo lo que Juan Nuño (Sentido de la filosofía contemporánea, p. 100) llama “drástica observación” de Neurath: “Las teorías de Einstein son expresables de alguna forma en el lenguaje de los bantúes, pero no las de Heidegger.” Los bantúes, pigmeos o yanomamis terminarían por entender si se les habla del sol, de la luz, del espacio y el tiempo como cosas “empíricamente verificables;” pero si les dicen que el sentido del pensamiento es esperar la llegada del Ser, es posible que no entiendan porque sus lenguajes tal vez ni siquiera tienen necesidad de un verbo Ser.


Para los positivistas nuevos o viejos, la metafísica es apenas un resultado indeseable de meros “abusos del lenguaje.” Pero aquí aterrizamos en otro extremismo o reduccionismo. Yo prefiero invocar una vez más a Epicuro, el gran maestro de la moderación: postulamos el materialismo como sustento imprescindible para la ciencia verdadera, pero nos negamos a caer en el determinismo. Es preferible “aceptar las leyendas de los dioses que inclinarse bajo el yugo de la fatalidad impuesta por los fisiólogos” (Diógenes Laercio X, 134). Es reconfortante comprobar la incesante actualidad del Sabio del Jardín.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Contra la oscuridad


Me gasté Bs. 190 y compré los Escritos de Juventud o Jugendschriften de Hegel (FCE, 2003). A ello me impulsó un recuerdo: mientras estudiaba en la escuela de filosofía de la UCV leí una parte de estos textos primerizos en el curso que, en la jerga de la escuela, se denomina Hegel Autor. Me pareció entonces que estaba leyendo al precursor de muchos escritores posteriores que habían dejado, como se dice, una honda huella en mí: pensé en Temor y Temblor de Kierkegaard, en los aforismos anti-judeo-cristianos de Nietzsche, en el Marx de la Sagrada Familia y de la Ideología Alemana… Y sí, todo eso está presente ahí, sin duda. Pero también encontré la palabrería huera, el deliberado enrevesamiento, la imperdonable mistificación, la oscuridad mal intencionada que caracterizan al Hegel “maduro.”
Ya sé lo que mis millones de lectores van a pensar ahora: ¿Quién soy yo para llamar a Hegel “perro muerto” a estas alturas? Pues bien, admito que no soy nadie, y para demostrar que fui bien entrenado o amaestrado en la escuela de filosofía, emplearé el recurso fatal que a uno le enseñan en esa institución: citar los escritos de otra gente. Esto es lo que diferencia a un aficionado de un profesional. Este último sabe que todo ya ha sido dicho, pero quizás ignora que cada vez que algo se dice con sinceridad, es como si se dijera por primera vez (eso, desde luego, lo dijo alguien, pero no recuerdo quién. ¿Facundo Cabral, tal vez?).
Empezaré por citar a Cicerón: “no sé qué absurdo tan grande podría decirse que no lo haya dicho algún filósofo” (De adivinatione, LVIII). Siglos más tarde, encontramos la misma frase en Descartes: “no es posible imaginar nada tan extraño e increíble que no haya sido dicho por alguno de los filósofos” (Discurso del Método). Entiendo que se trata de una paráfrasis deliberada: en latín sería nescio quomodo nihil tan absurde dici potest quod non dicatur ab aliquo philosophorum. No diré que esto se aplica particularmente a Hegel, porque (según me enseñaron) soy un enano intelectual cuya edad mental no le autoriza a adelantar semejantes juicios, aunque su impertinencia se lo permita.
Respecto a los insultos a Hegel, me remito a una sección de este blog donde recojo algunos emitidos por Schopenhauer, de quien los hegelianos sin embargo pueden decir que estaba carcomido por la envidia. Se sabe que, mientras las clases de Hegel en Berlín rebosaban de estudiantes, Schopenhauer tuvo que clausurar las suyas por falta de quórum. Pero personalmente me gusta mucho más lo que dice Bertrand Russell en sus estupendos Ensayos Impopulares. Sobre todo me parece acertado calificar al famoso “sistema” de Hegel como “un fárrago de disparates” cuyo éxito entre hombres que presumen de ser más o menos racionales es realmente sorprendente. “La filosofía de Hegel es tan extraña, que nadie habría podido esperar que lograse hacer que hombres cuerdos la aceptasen, pero lo logró. La expresó con tanta oscuridad, que la gente pensó que debía de ser profunda. Puede ser fácilmente explicada con lucidez en palabras sencillas, pero en ese caso su absurdidez se torna palmaria.”
Ahí les dejo eso. Lo que sí voy a criticar es el método que se usa para enseñar autores como Kant o Hegel en la venerada escuela de filosofía de la UCV. Dicho método consiste en arrojarte, digamos, la introducción a la Fenomenología del Espíritu o a la Crítica de la Razón Pura como si fuera un trozo de carne cruda para que te la comas y te indigestes. Nunca explican quiénes eran Kant o Hegel, en qué época vivieron, cuáles fueron sus influencias, por qué escribían como lo hacían. Se quedan con la pura metafísica, con el fetichismo de la oscura traducción de textos aún más oscuros (en alemán son realmente espeluznantes). La idea es que los estudiantes somos unos débiles mentales que no podríamos vivir sin la sabiduría de los intérpretes, de los exégetas, para quienes Hegel es un tipo respetable, bien afeitado, con corbata; no un desmelenado como Marx. Es patético ver cómo han convertido a Hegel en el último refugio de los ex marxistas arrepentidos.
Concluyamos con Schopenhauer: “Quienes componen discursos difíciles, oscuros, complicados, ambiguos, es seguro que no saben bien qué quieren decir, sino que solamente tienen de ello una percepción poco clara y aún están buscando una idea; pero más frecuentemente aún lo que sucede es que tratan de ocultarse a sí mismos y a otros que en realidad no tienen nada que decir.”

martes, 27 de julio de 2010

La rosa de Spinoza


Spinoza colocaba este sello lacrado en toda su correspondencia. Las siglas B D S valen por Baruch de Spinoza. Vemos una rosa y la palabra latina "Caute" (cuidadosamente, con cautela), que supuestamente era el lema de Spinoza, aunque fue siempre violado por él. Primero al hacerse expulsar por sus correligionarios judíos, y luego al tomar y expresar posiciones revolucionarias ante la religión y la política, a pesar de no contar con aliados poderosos que lo protegieran.
Colocar enigmas en sellos y/o escudos era una costumbre muy medieval. Se han sugerido varias interpretaciones para el sello de Spinoza. Según una de ellas, el hecho de que la rosa tenga espinas hace que sea "spinosa." Combinando esto con el ¿adverbio? Caute, el enigma podría interpretarse como Cavete Spinosam, o "Cúidense de Espinoza," o "Cuidado, esto es de Spinoza," dando a entender que el contenido de las cartas era peligroso de leer. Como se sabe, a Spinoza lo perseguían los católicos, los judíos y todos los fundamentalistas de su época. Deliberadamente se quedó solo ante todas las jaurías.
Otra interpretación es que Spinoza recomendaba mantener su filosofía sub rosa o sub silentio para evitar una inútil exposición al odio, la controversia y la persecución.
Ambas interpretaciones tienen sentido y me parece que no se contradicen.
(Epistolario de Spinoza, Colihue, Buenos Aires, 2007).

viernes, 4 de junio de 2010

Bolívar y la masonería


La gente siempre dice muy a la ligera que Bolívar era masón, al igual que Miranda y hasta Guzmán Blanco y todos los grandes cacaos de la historia. Lo dicen en un tono casi reverencial, como si los masones realmente dominaran el mundo tras bastidores. Pero Bolívar era bastante materialista, empirista y sensualista, a la usanza de la Ilustración. Estas creencias son siempre útiles para un hombre práctico dedicado a un asunto tan mundano como la política. Los intelectuales siempre fracasan en política porque en el fondo Pedro Carujo tenía razón: el mundo es de los hombres de acción, no de los contemplativos. Los que dan risa son los contemplativos que aborrecen la contemplación y quieren posar como hombres de acción (cfr. Nietzsche y la Tesis 11 contra Feuerbach de Marx).

La siguiente opinión de Bolívar está tomada de esa joya incomparable que se llama el Diario de Bucaramanga (p. 81): (por cierto, Perú de Lacroix escribía “mazonería” así como también “jeneral en gefe”)

“(El Libertador) habló sobre la mazonería diciendo que también había tenido él la curiosidad de hacerse iniciar pa. ver de cerca lo que eran aquellos misterios, y que en París había sido recibido Maestro, pero que aquel grado le había bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua asociación: que en las Lojias había hallado algunos hombres de mérito, bastantes fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados: que todos los masones parecen unos grandes niños, jugando con señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; que sin embargo la política y los intrigantes pueden sacar algún partido de aquella sociedad secreta, pero que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y procupaciones (sic) religiosas en que están sus pueblos, no era político valerse de la Mazonería, p. que pa. hacerse algunos partidarios en las lojias se hubiera atraído el odio y la censura de toda la Nación, movida entonces contra él p. el clero y los frailes, que se hubieran valido de aquel pretexto; que p. lo mismo poco podía hacerle ganar la mazonería, y hacerle perder mucho en la opinión.”

Los reyezuelos pasan



Los grandes necios quedan

Si el necio persistiera en su necedad, se volvería sabio (Blake)

martes, 25 de mayo de 2010

Delirios del Superhombre



Was groß ist am Menschem, das ist, daß er kein Zweck, sondern eine Brücke ist.

Lo grande del hombre es que no es una meta, sino un puente.

(Tal vez no exista la meta y siempre será un puente)

(La meta: el Superhombre, el Comunismo, la Idea Absoluta, el Fin de la Historia...)

jueves, 20 de mayo de 2010

Placer, dolor, rumba platónica y Epicuro

El dolor



El estudio como fin en sí mismo, totalmente desinteresado (o lo que es lo mismo, la filosofía), es la mayor fuente de placer. Al menos, esta visión del placer se parece a la de Epicuro. Platón en el Filebo opina que el placer está en el proceso de obtener la saciedad del deseo. En eso coincide con los rumberos: el placer no está únicamente en el acto, sino en todo el ritual nocturno que lo acompaña, que concluye con la contemplación del amanecer. Epicuro propone el placer como estado de saciedad y tranquilidad. Es una idea ascética del placer: la ataraxía y la aponía, la tranquilidad y la ausencia de dolor. En la concepción activa del placer, éste no puede existir sin su contraparte, el dolor. El dolor es el ingrediente complementario del placer, y el rumbero platónico lo sabe bien. Por eso busca mantener el placer en equilibrio con el dolor. Puede argumentarse que la experiencia siempre demuestra que el dolor termina por inclinar la balanza a su favor. Ése sería un juicio inductivo moral.


Finalmente, lo que mejor se aprende es lo que produce más placer. En un asunto como el de aprender filosofía, o griego (cosas difíciles e inútiles, según la idea vulgar de lo ‘práctico’), donde la memoria juega un papel tan importante, la única forma de perseverar es sentir alguna forma de placer. Un placer tal vez ascético. La memoria funciona estupendamente para recordar lo que nos gusta o nos interesa, es decir, lo que nos proporciona placer sensual o intelectual, y mejor si ambos combinados.
Saludos a los que aún sienten placer en el estudio, a los que se permiten el lujo ocioso de hacer cosas como las que hacemos por el mero gusto de hacerlas. Por eso nuestro griego no debe ser “obligatorio.” Lo mejor es verlo como una materia “electiva.” Uno siempre elige lo que le es más agradable.

lunes, 10 de mayo de 2010

Bienvenidos al primer día del resto de nuestras vidas


Continuamos nuestra aventura con la lengua de la filosofía, la primera lingua franca del Oriente, la lengua de San Juan y San Pablo, de Sócrates y Epicuro y de Diógenes, el divino perro. No sabemos aún en qué va a parar todo esto, si finalmente nos aceptarán, si nos darán estatus de gente seria. No puedo prometerles nada. Pero les hago este regalo fotográfico. Espero que les guste. Hubo un tiempo en que andaba por ahí tomando fotos en la noche. El arte es ocio, todo lo demás es negocio (Ludovico Silva dixit). El negocio es para los marchantes. El ocio es para nosotros.

¿Reconocen ese lugar?

jueves, 8 de abril de 2010

José Luis Ramos, primer profesor de griego de la república, antecesor nuestro




Queridos amigos, compañeros y estudiantes: no olvidemos que cada vez que nos reunimos en nuestra clase de griego, estamos haciendo historia. Esto no es ninguna petulancia ridícula: por primera vez hay profesores de griego venezolanos trabajando en las escuelas de filosofía de algunas universidades del país. El hecho de que seamos venezolanos garantiza la continuidad de este proceso: no nos vamos a ir a ninguna parte, y, mientras tengamos apoyo institucional, vamos a seguir enseñando griego. Las objeciones de los que se oponen al griego son fútiles: dicen que “eso no es filosofía sino filología,” o cualquier otro argumento reaccionario que no aguanta la menor discusión. En cambio, casi todos los profesores y estudiantes de filosofía (serios) que conozco admiten sin la menor duda la importancia de aprender griego dentro de la disciplina. Perseveremos entonces, y haremos historia.
También es importante que recordemos la historia. Hoy nos interesa resaltar la figura de José Luis Ramos (1785-1849), a quien se le reconoce como “el primer profesor de griego de la nueva república, además de haber sido activo militante en la causa independentista como redactor del Correo del Orinoco” (Vilanova, s/f). Se le suele recordar junto con Francisco de Miranda y Andrés Bello como los pocos venezolanos de principios del siglo XIX versados en la lengua griega. También se le reconoce como uno de los fundadores del periodismo en Venezuela, por su trabajo en la Gaceta de Caracas y el Correo del Orinoco. “Pedro Grases (1981: 276) lo incluye dentro de la lista de los que él llama “los humanistas frustrados de la generación del treinta”. Según Grases, el conocimiento de las lenguas y de las letras clásicas que poseía Ramos lo ubicarían por encima de otros humanistas de su tiempo entre los que se cuenta el mismo Andrés Bello” (véase). Se dice, por cierto, que Andrés Bello aprendió griego en Londres, apoyándose en la biblioteca de Miranda.
Ramos aparentemente fue un autodidacta. No sabemos dónde ni cómo adquirió sus conocimientos de filología. Aunque el latín era común entre universitarios y clérigos, el griego era una verdadera rareza en aquellos días. Fernández Heres (La Enseñanza del Griego en Venezuela, 1968) señala a Ramos como “consumado maestro,” entre cuyos discípulos se encuentran hombres tan prominentes como Fermín Toro y Juan Vicente González. Sin embargo, en 1846 Ramos se retira de la docencia y de toda actividad pública, recluyéndose en Maiquetía, por razones que sería interesante investigar (véase). Cuando Juan Vicente González quiso impartir griego en su colegio El Salvador del Mundo, contrató a un profesor extranjero, que pronto sería sustituido por otro.
A ese recurso de importar profesores se había apelado siempre en nuestro país. Pero en nuestros días es innecesario, gracias a que ya disponemos, al menos en Mérida y en Caracas, de personas con la preparación necesaria para enseñar esta lengua que, además de ser la de la filosofía, es la madre de todas las habladas en Occidente.

martes, 16 de marzo de 2010

Hipatia y la "hipatitis"




Alejandro Amenábar es uno de los más importantes cineastas de la actualidad. La promesa que significó su primera gran película, Tesis, se cumpliría poco después en una auténtica joya como Abre los Ojos (que poca gente ha visto por culpa de Tom Cruise, quien hizo una versión muy infeliz del mismo argumento). Al pasarse a Hollywood, Amenábar mostró su dominio del oficio dirigiendo una película técnicamente perfecta, Los Otros. No he visto Mar Adentro porque no me gusta el género de moribundos.
Gracias al amigo Jhonder Báez pude ver la ¿última? de sus películas (2009): Ágora, de la cual no es peyorativo decir que está dentro del género hollywoodense de Romanos y Cristianos (como Ben Hur o Quo Vadis), y que ciertamente tiene grandes méritos como espectáculo cinematográfico.
El film narra la historia de Hipatia de Alejandría, una de las pocas mujeres que se destacó en el muy machista gremio de los filósofos griegos. No fue la primera: recordemos a Hiparquia, pareja de Crates, de la escuela cínica; y a las epicúreas Leontio y Temista (cínicos y epicúreos tampoco tenían muy buena reputación). Por la época en que vivió (hacia el 400 DC), Hipatia quedó, al igual que Plotino, fuera de la cronología de Diógenes Laercio. Es natural que Hipatia estuviera influenciada por el neoplatonismo entonces en boga. Las investigaciones astronómicas y el neopitagorismo eran las principales ocupaciones de estos últimos filósofos griegos.
El fin de Hipatia (apedreada por una turba en 415 DC) presagia lo que sucedería con la cultura helenista o greco-romana a partir de esos años. El paganismo iba a ser sustituido por el cristianismo, por medio de un sincretismo en que los grandes misterios de la Antigüedad se prolongaban disimuladamente en las nuevas festividades cristianas.
Amenábar presenta la situación bajo una óptica menos benevolente: los cristianos, o sea, los fanáticos religiosos de siempre, la emprenden a pedradas con los cultos antiguos y los reemplazan a fuerza de brutalidad. De paso queman la biblioteca de Alejandría (más exactamente el Serapeo) y sumen a la humanidad en el Oscurantismo.
Esté o no uno de acuerdo con esta visión (yo, en lo personal, hago la epojé: suspendo el juicio), la película es hermosa; como lo es Rachel Weisz, símbolo sexual judeo-hollywoodense; y su encarnación de la legendaria filósofa es magnífica. En mi opinión, el argumento se torna predecible hacia el final; y la parte en la que Hipatia se anticipa a Kepler cae en la típica trivialidad histórica de las películas de Romanos (o griegos, da lo mismo).
Lea una muy buena y más docta reseña aquí.

martes, 2 de marzo de 2010

Don Quijote y Sancho Panza en La Habana




Me topé con Don Quijote en una plaza cerca de la Universidad de La Habana. Casualmente caminaba al día siguiente por la calle Obispo en La Habana Vieja y me encontré con Sancho. Es increíble cómo uno encuentra las cosas cuando no las está buscando. Yo debería aprender la lección: así evitaría que mi propio pensamiento me saboteara la existencia.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Tres filmes sobre Nietzsche






Tal vez hay muchas más películas sobre el personaje, pero yo conozco estas tres. Voy a comentarlas en el orden en que me gustaron.

Cuando Nietzsche Lloró (When Nietzsche Wept, 2007, dirigido por Pynchas Perry) es una comedia psicoanalítica, y en ese género es extraordinaria. La reconstrucción de la época, los vestuarios, las actuaciones de Armand Assante como el bigotudo Nietzsche, de Katheryn Winnick como una deliciosa y seductora Lou Andreas Salomé, y de Ben Cross como el proto-psicoanalista judío Joseph Breuer, son todas fuera de serie. El argumento es lo de menos, lo mejor es como nos transporta a aquella época tan fetichista y el suspenso que se crea con la primera aparición de Nietzsche, que nunca decepciona, ni siquiera al final, cuando se echa una gran llorona como de un cuarto de hora. Los bigotes se le enmarañan.

Días de Nietzsche en Turín. Esto sí que es una verdadera rareza: una película brasileña sobre Nietzsche . Es un filme experimental, obviamente una película "para todos y para nadie." Una cámara superexperimental recorre las calles de Turín mientras la voz de Nietzsche en off nos declama en portugués algunas de sus páginas inmortales: "Mis bigotes son mis filtros y las aceras de esta ciudad son un paraíso para mis pies. Sólo los pensamientos que tenemos caminando valen la pena."
Me gusta esta visión del gran bigotón: un ser solitario, deambulando por las calles mientras se embriaga con su propio pensamiento, en medio de la tiesa represión victoriana de su época. Muy hermosa la secuencia del enloquecimiento. Como ñapa, al final aparecen películas auténticas de Nietzsche loco perdido.

Por último, intitulada pomposamente "Más Allá del Bien y del Mal" como si fuera un culebrón, Liliana Cavani nos presenta su versión sexista y setentera de la historia. Para ella todo es muy simple: Nietzsche es un viejo prostibulario (con un bigote demasiado ralo), Lou Salomé es una chica liberada y Paul Ree un homosexual reprimido. Al final, Nietzsche también se vuelve homosexual antes de hablar con el caballo y volverse loco.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Borges y Nietzsche



Borges proporciona una visión crítica que considero muy acertada acerca de este personaje cuya profesión, no lo olvidemos, era profesor de griego. Yo amaba a Nietzsche a los 14 años. Luego mi amor se llenó de dudas (Su ateísmo era tan posado como su darwinismo. A pesar de su darwinista desprecio de la compasión, realmente era un hombre débil, una oveja disfrazada de lobo). Hoy en día, lo considero un gran poeta filosófico. Alguien dijo sobre alguien que era más un filólogo que un filósofo. Todo eso son tonterías, o en todo caso no se aplica a mi amado Nietzsche.

miércoles, 3 de febrero de 2010

El Banquete (Συμπόσιον) de Platón



Sigue siendo el más polémico de los libros de Platón y una verdadera piedra en el zapato para los académicos.

Este artículo causó un modesto revuelo en su momento (Aunque realmente muy pocas personas lo leyeron. Eso suele suceder en nuestro medio: nadie lee el escrito que causa la polémica, pero a todos les interesa el chisme involucrado en la polémica).

jueves, 28 de enero de 2010

La palabra es un poderoso soberano


λόγος δυνάστης μέγας ἐστίν, ὃς σμικροτάτῳ σώματι καὶ ἀϕανεστάτῳ ϑειότατα ἔργα ἀποτελεῖ• δύναται γὰρ καὶ ϕόβον παῦσαι καὶ λύπην ἀϕελεῖν καὶ χαρὰν ἐνεργάσασϑαι καὶ ἔλεον ἐπαυξῆσαι.

La palabra es un poderoso soberano que, con un cuerpo pequeñísimo y totalmente invisible, lleva a cabo acciones divinas; en efecto, puede hacer cesar el miedo, surpimir el dolor, infundir alegría y acrecentar la compasión.

Gorgias (Frg. B 11 Diels).

martes, 26 de enero de 2010

Un poquito de griego para variar



πᾶν δὲ τὸ ἀγαϑόν καλόν, τὸ δὲ καλὸν οὐκ ἄμετρον• καὶ ζῷον οὖν τὸ τοιοῦτον ἐσόμενον ξύμμετρον ϑετέον• … οὐδεμία ξυμμετρία καὶ ἀμετρία μείζων ἢ ψυχῆς αὐτῆς πρὸς σῶμα αὐτό. Πλάτων.

Todo lo bueno es bello, y lo bello no carece de medida. La criatura viviente para llegar a serlo tiene que ser proporcionada... ninguna proporción o desproporción importa más que la del alma misma en relación al cuerpo mismo (Timmaeus 87 c).

Tres preguntas filosóficas