viernes, 29 de octubre de 2010

Una pedrada más, por favor



Disculpen, millones de lectores míos, mi temporal ausencia. Aunque dedicado a transitar otros caminos, en uno de ellos me tropecé con esta joya, otra más para mi joyero, que traigo a colación por estar íntimamente relacionada con la línea de pensamiento que hemos seguido en las últimas entregas.

Se trata de una entrevista a Mario Bunge aparecida en el (insidioso) diario español El País. Yo conozco a Bunge únicamente de referencias, lo admito, y me lo imaginaba como un profesor "de los de antes." El hombre en realidad (como la mayoría de los verdaderos filósofos) ha pasado los noventa años y sigue, como decimos en Venezuela, "pichando por la goma."

Bunge se propone repetir el intento kantiano de "aplicar el método científico" a la filosofía, y se plantea la típica meta del empirista cientificista (no necesariamente positivista, como Quine, p. ej.) de combatir pseudociencias tales como "el psicoanálisis y la homeopatía," así como "corrientes filosóficas como el existencialismo, el posmodernismo y la hermenéutica." Me permito transcribir una parte de la entrevista.

"Pregunta. ¿Qué le parece más reprochable de esas escuelas?

Respuesta. Por ejemplo, Heidegger tiene todo un libro sobre El ser y el tiempo. ¿Y qué dice sobre el ser? "El ser es ello mismo". ¿Qué significa? ¡Nada! Pero la gente como no lo entiende piensa que debe ser algo muy profundo. Vea cómo define el tiempo: "Es la maduración de la temporalidad". ¿Qué significa eso? Las frases de Heidegger son las propias de un esquizofrénico. Se llama esquizofacia. Es un desorden típico del esquizofrénico avanzado.

P. ¿Usted cree que Heidegger era un esquizofrénico?

R. No, era un pillo que se aprovechó de la tradición académica alemana según la cual lo incomprensible es profundo. Y por supuesto adoptó el irracionalismo y atacó a la ciencia porque cuanto más estúpida sea la gente tanto mejor se la puede manejar desde arriba. Por esto es por lo que Heidegger es el filósofo de Hitler, su protegido. Pero al mismo tiempo su seudofilosofía es tan abstrusa que no podía ser popular. De modo que al pueblo se le da una ideología crasa, del suelo, lo telúrico, la sangre, la raza. Y para la élite, fenomenología, existencialismo, esas cosas abstrusas que nadie entiende pero si usted dice que no entiende, pasa por tonto. Si quiere hacer carrera académica tiene que tratar de imitar a estos pillos, de lo contrario, se queda atrás..."

Esta entrevista fue publicada íntegramente en el último número de la revista Pedagogía (UCV). Incluye otras reflexiones muy interesantes sobre la economía y el consumismo.

1 comentario:

  1. Será muy empiricista y kantiano y todo lo que quieras, pero su estilo comparte la lengua viperina de Schopenhauer y la inspiración de Nietzsche

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