jueves, 8 de abril de 2010

José Luis Ramos, primer profesor de griego de la república, antecesor nuestro




Queridos amigos, compañeros y estudiantes: no olvidemos que cada vez que nos reunimos en nuestra clase de griego, estamos haciendo historia. Esto no es ninguna petulancia ridícula: por primera vez hay profesores de griego venezolanos trabajando en las escuelas de filosofía de algunas universidades del país. El hecho de que seamos venezolanos garantiza la continuidad de este proceso: no nos vamos a ir a ninguna parte, y, mientras tengamos apoyo institucional, vamos a seguir enseñando griego. Las objeciones de los que se oponen al griego son fútiles: dicen que “eso no es filosofía sino filología,” o cualquier otro argumento reaccionario que no aguanta la menor discusión. En cambio, casi todos los profesores y estudiantes de filosofía (serios) que conozco admiten sin la menor duda la importancia de aprender griego dentro de la disciplina. Perseveremos entonces, y haremos historia.
También es importante que recordemos la historia. Hoy nos interesa resaltar la figura de José Luis Ramos (1785-1849), a quien se le reconoce como “el primer profesor de griego de la nueva república, además de haber sido activo militante en la causa independentista como redactor del Correo del Orinoco” (Vilanova, s/f). Se le suele recordar junto con Francisco de Miranda y Andrés Bello como los pocos venezolanos de principios del siglo XIX versados en la lengua griega. También se le reconoce como uno de los fundadores del periodismo en Venezuela, por su trabajo en la Gaceta de Caracas y el Correo del Orinoco. “Pedro Grases (1981: 276) lo incluye dentro de la lista de los que él llama “los humanistas frustrados de la generación del treinta”. Según Grases, el conocimiento de las lenguas y de las letras clásicas que poseía Ramos lo ubicarían por encima de otros humanistas de su tiempo entre los que se cuenta el mismo Andrés Bello” (véase). Se dice, por cierto, que Andrés Bello aprendió griego en Londres, apoyándose en la biblioteca de Miranda.
Ramos aparentemente fue un autodidacta. No sabemos dónde ni cómo adquirió sus conocimientos de filología. Aunque el latín era común entre universitarios y clérigos, el griego era una verdadera rareza en aquellos días. Fernández Heres (La Enseñanza del Griego en Venezuela, 1968) señala a Ramos como “consumado maestro,” entre cuyos discípulos se encuentran hombres tan prominentes como Fermín Toro y Juan Vicente González. Sin embargo, en 1846 Ramos se retira de la docencia y de toda actividad pública, recluyéndose en Maiquetía, por razones que sería interesante investigar (véase). Cuando Juan Vicente González quiso impartir griego en su colegio El Salvador del Mundo, contrató a un profesor extranjero, que pronto sería sustituido por otro.
A ese recurso de importar profesores se había apelado siempre en nuestro país. Pero en nuestros días es innecesario, gracias a que ya disponemos, al menos en Mérida y en Caracas, de personas con la preparación necesaria para enseñar esta lengua que, además de ser la de la filosofía, es la madre de todas las habladas en Occidente.

4 comentarios:

  1. Profe.. de verdad excelente, su texto, voy a hacer lo posible de seguir, pido disculpas por faltar 2 lunes, siento que le fallo al grupo, a la historia que hacemos y a mí; así digo que animos para el grupo y para mí también...bey!

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  2. No te preocupes, Karenyta, cada uno hace lo que puede, y sobrevivir es duro. Cuenta conmigo para darte la cola en lo sucesivo, si eso te facilita la vida. Hasta la vista.

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  3. muy bueno el articulo prf, nos hace revivir nuestra historia; hay que luchar para que griego se de como materia en la UCSAR; tratar de borrar esos paradigmas ortodoxos que tantos obstaculos nos hace... "aprender es hacer"... nos vemos prf.

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  4. Modestamente, como decía Epicuro: vive calladamente. Pero pa' tras ni pa' cogé impulso

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