martes, 16 de marzo de 2010

Hipatia y la "hipatitis"




Alejandro Amenábar es uno de los más importantes cineastas de la actualidad. La promesa que significó su primera gran película, Tesis, se cumpliría poco después en una auténtica joya como Abre los Ojos (que poca gente ha visto por culpa de Tom Cruise, quien hizo una versión muy infeliz del mismo argumento). Al pasarse a Hollywood, Amenábar mostró su dominio del oficio dirigiendo una película técnicamente perfecta, Los Otros. No he visto Mar Adentro porque no me gusta el género de moribundos.
Gracias al amigo Jhonder Báez pude ver la ¿última? de sus películas (2009): Ágora, de la cual no es peyorativo decir que está dentro del género hollywoodense de Romanos y Cristianos (como Ben Hur o Quo Vadis), y que ciertamente tiene grandes méritos como espectáculo cinematográfico.
El film narra la historia de Hipatia de Alejandría, una de las pocas mujeres que se destacó en el muy machista gremio de los filósofos griegos. No fue la primera: recordemos a Hiparquia, pareja de Crates, de la escuela cínica; y a las epicúreas Leontio y Temista (cínicos y epicúreos tampoco tenían muy buena reputación). Por la época en que vivió (hacia el 400 DC), Hipatia quedó, al igual que Plotino, fuera de la cronología de Diógenes Laercio. Es natural que Hipatia estuviera influenciada por el neoplatonismo entonces en boga. Las investigaciones astronómicas y el neopitagorismo eran las principales ocupaciones de estos últimos filósofos griegos.
El fin de Hipatia (apedreada por una turba en 415 DC) presagia lo que sucedería con la cultura helenista o greco-romana a partir de esos años. El paganismo iba a ser sustituido por el cristianismo, por medio de un sincretismo en que los grandes misterios de la Antigüedad se prolongaban disimuladamente en las nuevas festividades cristianas.
Amenábar presenta la situación bajo una óptica menos benevolente: los cristianos, o sea, los fanáticos religiosos de siempre, la emprenden a pedradas con los cultos antiguos y los reemplazan a fuerza de brutalidad. De paso queman la biblioteca de Alejandría (más exactamente el Serapeo) y sumen a la humanidad en el Oscurantismo.
Esté o no uno de acuerdo con esta visión (yo, en lo personal, hago la epojé: suspendo el juicio), la película es hermosa; como lo es Rachel Weisz, símbolo sexual judeo-hollywoodense; y su encarnación de la legendaria filósofa es magnífica. En mi opinión, el argumento se torna predecible hacia el final; y la parte en la que Hipatia se anticipa a Kepler cae en la típica trivialidad histórica de las películas de Romanos (o griegos, da lo mismo).
Lea una muy buena y más docta reseña aquí.

4 comentarios:

  1. Podríamos hacer una sesión cinematográfica y ver esta película más adelante

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  2. Encontré esta dirección: http://express.gr/ es de un periódico en griego, podríamos utilizarlo más adelante en el curso, que os parece...(Claro que esto es griego moderno...)

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  3. Estoy de acuerdo con la velada cinematográfica tipo cine-foro.Un sábado o un lunes,podemos solicitar una de las salas de audiovisual.LLevamos algo para comer y compartir y al final comentarla...¿Que dice el resto de los Kalogathoi?

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